domingo, 6 de enero de 2013

En nombre de una hambruna mayor

En nombre de una hambruna mayor
que finalmente debe comenzar a beber
agua de lluvia.
Para que podamos dejar de ser
aquellos que apenas
se anticipan a la sede.
Debemos empezar a vivir
para dejar de ser
aquellos que sólo observan y apuntan en cuadernos tristes.
Todo y todos los que llegaron a su fin
deben hacer de cada palabra una joya,
deben hacer de cada palabra una fortaleza,
cada detalle de un mundo de detalles brillantes,
cada sonido de todo un lenguaje,
laberintos transparentes donde podemos encontrarnos
a nosotros y perder a los demás.

Tomar ventaja del hecho de que aún respiramos
para responder a ofensas
que quieren dañarnos.
Nunca perdonar,
permitir el perdón, el perdón de las ficciones,
de los inútiles.
Patrullemos con la verdad de nuestros ejércitos y armas,
las tierras que nos dan tierra y aire.
Matemos el hambre, la sed y la expectativa
que nos hacen ser alguien más que ninguno.

Todo lo que hacemos,
lo extraño, lo cuestionable, lo polémico, lo invisible,
se hace en el nombre de un hambre mayor.
Todo lo que somos,
devorados por este apetito del alma.
Todo el que entienda será bienvenido a nuestra mesa,
quien nos desprecia recibirá el azote
de tener que vivir con nuestra sonrisa
sin saber nunca cuando ésta es
verdadera
o
falsa.