porque soy un corazón de hombre, y los corazones de hombre son así.
Tienen miedo de realizar sus mayores sueños porque consideran que
no los merecen, o no van a conseguirlos. Nosotros, los corazones, nos
morimos de miedo sólo de pensar en los amores que partieron para
siempre, en los momentos que podrían haber sido buenos y que no lo
fueron, en los tesoros que podrían haber sido descubiertos y se
quedaron para siempre escondidos en la arena. Porque cuando esto
sucede, terminamos sufriendo mucho.»
«Cada momento de búsqueda es un momento de encuentro -dijo
el muchacho a su corazón-. Mientras busqué mi tesoro, todos mis días
fueron luminosos, porque yo sabía que cada momento formaba parte
del sueño de encontrar. Mientras busqué este tesoro mío, descubrí por
el camino cosas que jamás habría soñado encontrar, si no hubiese
tenido el valor de intentar cosas imposibles para los pastores.»
«Cada hombre sobre la faz de la tierra tiene un tesoro que lo está
esperando -le explicó su corazón-. Nosotros, los corazones, acostumbramos a
hablar poco de esos tesoros, porque los hombres ya no tienen interés
en encontrarlos. Sólo hablamos de ellos a los niños. Después, dejamos
que la vida encamine a cada uno hacia su destino. Pero, desgraciadamente,
pocos siguen el camino que les ha sido trazado, y que es el
camino de la Leyenda Personal y de la felicidad. Consideran el mundo
como algo amenazador y, justamente por eso, el mundo se convierte
en algo amenazador. Entonces, nosotros, los corazones, vamos
hablando cada vez más bajo, pero no nos callamos nunca. Y deseamos
que nuestras palabras no sean oídas, pues no queremos que los
hombres sufran porque no siguieron a sus corazones.»
"Fragmento de El Alquimista de Paulo Coelho"
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